lunes, 1 de octubre de 2007

Trasnacionalismos/ Darré

La cultura de la emigración. Situación y perspectivas de la diáspora uruguaya en Argentina[1]

Mg. Silvana Darré

FLACSO – Uruguay

Resumen

La emigración internacional de los uruguayos/as que se inicia en la década de los 60 y se transforma en tendencia a partir de entonces, constituye un acontecimiento relevante desde el punto de vista demográfico, social y cultural. Es un fenómeno que genera efectos variados en todos los ordenes de la cultura. La migración transforma la vida cotidiana, las costumbres y los proyectos de vida de miles de uruguayos/as y sus hijos. El destino principal de los migrantes uruguayos ha sido la Argentina, que concentra el conglomerado más numeroso del conjunto de la población migrante. Por su proximidad geográfica, los migrantes mantienen vínculos estrechos con su sociedad de origen. Si bien son numerosos los estudios demográficos y económicos, que han indagado sobre el volumen y la composición de la emigración internacional de los uruguayos, se conoce muy poco sobre sus características específicas como comunidad nacional fuera de fronteras, sus estrategias de integración y sus perspectivas futuras.

El objetivo principal de este estudio es comprender la “cultura de la emigración” partiendo de la comunidad de uruguayos más numerosa que reside fuera del país. Se propone la combinación de enfoques demográficos, históricos y culturales. El diseño metodológico de esta investigación incluye como relevantes los puntos de vista de los actores sociales. Esta investigación se enmarca el campo de los Estudios Culturales.

La cultura de la emigración como tema de investigación


La emigración internacional de los uruguayos comienza en los años 60 y no fue un acontecimiento puntual sino que se transformó en tendencia. Ese es uno de los motivos por los que la emigración puede ser considerada en la actualidad como un signo de la cultura y de la identidad nacional y no sólo una respuesta coyuntural que la población ha dado frente a problemas económicos y políticos.

De acuerdo a datos censales y encuestas sobre emigración, autores como Wonsewer y Teja (1983) en un estudio clásico, calculaban que entre 1963 y 1975 los emigrantes alcanzaban la cifra de 218 mil. Unos años después, Fortuna y Niedworok (1988) sostenían que el número de uruguayos que habían emigrado entre 1964 y 1981 alcanzaban los 400 mil, y representaban el 14% del total de residentes. Este fenómeno migratorio se agudizó entre los años 1974-1976, período en que la emigración se caracterizó como “masiva”. Cabella y Pellegrino (2007) han coordinado en forma reciente una nueva estimación de la emigración internacional para el último período. Cuantificar la población migrante uruguaya y sus destinos ha sido una tarea difícil, por los márgenes de error que conllevan los instrumentos censales, porque las mediciones realizadas en los diferentes países no se realizan en forma simultánea, por las dobles nacionalidades y por tratarse ante todo de un fenómeno social que tiene mucho de cambiante.

Retomando el tema de la República Argentina como principal destino histórico, y con las salvedades antes anotadas, los estudios consultados coinciden en que este país absorbió históricamente entre un 50 y un 60 % del total de todos los migrantes uruguayos. Las ventajas que ofrece la Argentina respecto de otros países de destino como Australia, EE.UU., España, Brasil, Venezuela y Canadá, resulta de la combinación de factores económicos, sociales, políticos, culturales y geográficos. A modo de ejemplo, la emigración uruguaya entre 1963 y 1975 se distribuyó en orden de importancia decreciente entre: Argentina, Australia, EE.UU., Canadá y Brasil (Wonsewer;1983). En los últimos años la preferencia ha estado en países como España y los EE.UU. (Cabella y Pellegrino, 2007).

Los que se fueron del país entre 1963 y 1975 eran mayoritariamente jóvenes (entre 15 y 34 años), con una leve predominancia masculina, con más años de estudio que la media para la población, y pertenecían a sectores medios y altos desde el punto de vista ocupacional.

Existe un cierto acuerdo en la bibliografía especializada, sobre las razones de índole estructural que empujan a la emigración. Desde mediados del siglo XX, la estructura productiva, los modelos de desarrollo y el llamado Estado de Bienestar, no pueden colmar las expectativas económicas y sociales de una población con altos niveles de calificación y esperanzas. Al déficit de empleos acordes a la preparación recibida, se agrega una caída del salario real, altos niveles de desocupación y subocupación y una redistribución negativa de la renta. Si se comparan los crecimientos económicos de los países de América Latina entre 1950 y 1970 se constata que el Uruguay tuvo uno de los peores desempeños económicos de la región, cayendo varias posiciones en los diferentes indicadores (Filgueira; 1988).

A las razones estructurales se agregan otras de carácter coyuntural. Entre 1973 y 1984 el terrorismo de Estado no sólo contribuyó en forma decidida a deteriorar el estilo de vida y las tradiciones democráticas del país, sino que erosionó en forma contundente el mito de la excepcionalidad uruguaya en el contexto de América Latina.

Si bien el tipo de explicaciones antes reseñadas pueden resultar consistentes y esperables para el caso uruguayo y forman parte de las explicaciones hegemónicas en el campo de la historia económica, cuando se las contrasta con los estudios de casos en distintos países, se revelan como insuficientes.

Las teorías basadas en expectativas, diferenciales de salarios o disponibilidad de empleo para explicar los fenómenos migratorios, no pueden generalizarse porque siempre se presentan contraejemplos que las refutan. Y esto se debe a que no han integrado en sus análisis otras categorías como la de cultura, tradición migratoria, redes migratorias, configuraciones identitarias o comunidad nacional (Devoto;2003).

Los procesos migratorios tienden a concebirse en la actualidad como fenómenos complejos que combinan a escala local y global, componentes económicos, sociales, políticos y culturales.

La idea de la emigración como horizonte de posibilidad y proyecto de vida, no siempre se arraiga como código de cultura en todas las comunidades nacionales por pobres que éstas sean. La emigración de uruguayos que comenzó como un fenómeno difícil de evaluar en la década de los 60, puede considerarse en la actualidad como un signo que distingue a la cultura uruguaya de otras culturas latinoamericanas. Hablar de cultura de la emigración implica asumir que el problema de investigación sobrepasa o excede las explicaciones de tipo económico y político.

En grandes líneas el problema de investigación puede formularse desde una interrogante: cómo se construye la cultura de la emigración entre los uruguayos que viven en Argentina, combinando en el análisis las dimensiones demográficas, histórico políticas y la perspectiva de los actores sociales.

El problema de investigación pretende actualizar los indicadores demográficos del fenómeno migratorio en Argentina, articulándolos con la perspectiva de los actores sociales: cómo se representa el migrante la experiencia de la emigración en su trayectoria de vida, qué diálogo establecen los migrantes uruguayos con los mitos del Estado nación. La dimensión histórico política de la cultura de la emigración, contribuye al problema de investigación con el enfoque de las narrativas periodísticas que en el Uruguay construyen la imagen del emigrante entre los años 1968 y 1974. Ese período que se recorta especialmente para el capítulo histórico, coincide con la denominada migración masiva a la Argentina. En este componente se considerará el contrapunto entre dos campañas publicitarias de signo opuesto: “Hermano no te vayas, ha nacido una esperanza” y “Uruguay: ámelo o déjelo”.

La hipótesis de trabajo que guía esta investigación es que la emigración para el caso uruguayo no se justifica por razones económicas, ni puede reducirse a una decisión racional que toman en forma individual las personas, sino que funciona como un mandato cultural que algunos grupos sociales asumen por no ajustar o hacer coincidir sus estilos de vida con los mitos y narrativas del Estado nación.

Objetivos generales

  • Describir y analizar las formas que adquiere la “cultura de la emigración” en el Uruguay en sus dimensiones demográficas, histórico políticas y desde la perspectiva de los migrantes uruguayos que residen en Argentina.
  • Analizar los modos en que la “cultura de la emigración” se articula en las trayectorias singulares de los migrantes uruguayos en Argentina y dialoga con los mitos del Estado nación.

Objetivos particulares

  • Determinar el perfil demográfico de los uruguayos residentes en Argentina censados en el año 2000.
  • Caracterizar y analizar las trayectorias singulares de los migrantes uruguayos que residen en Argentina desde sus propios puntos de vista.
  • Analizar las imágenes y representaciones sociales que aparecen en la prensa uruguaya en el período 1968–1974 con respecto a los emigrados, en dos campañas de propaganda se signo político opuesto.

El objeto de la investigación para el capítulo demográfico se compone de las bases de datos aportados por el Censo Nacional de Población de 2001 (Argentina), Encuesta Permanente de Hogares (módulo migraciones), Informes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC- Argentina), Informes del Instituto Nacional de Estadística (INE- Uruguay). Para el análisis de la perspectiva de los actores sociales se trabajará con relatos solicitados que se obtendrán a través de un concurso abierto especialmente convocado para la ocasión entre los residentes uruguayos en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Para la dimensión histórico política se recurrirá a los archivos periodísticos del semanario Marcha, los diarios Época, La Mañana y El Día en el período 1968-1974.

Justificación

La articulación de las diferentes dimensiones para el análisis de la “cultura de la emigración” implica un enfoque novedoso para la comprensión de la tendencia migratoria en el Uruguay. No se conocen antecedentes de investigaciones que asuman el problema articulando sus diferentes dimensiones. En la Argentina, el colectivo de uruguayos no ha sido estudiado en sus características específicas como comunidad nacional en igual medida que otras comunidades nacionales más numerosas, o percibidas como más problemáticas. El último estudio demográfico sobre uruguayos residentes en Argentina data de 1990. No hay estudios de casos que indaguen en las experiencias y las percepciones de los uruguayos que residen en Argentina. Los “emigrados económicos” considerados en los estudios demográficos, constituyen hasta el presente la contracara de los relatos heroicos de la izquierda uruguaya y una sombra en las narrativas hegemónicas del Estado nación.

El estudio de la “cultura de la emigración” en un contexto local constituirá un aporte sustantivo a la memoria cultural de los uruguayos. Contribuir al conocimiento y a la difusión de los problemas y perspectivas de los residentes uruguayos en Argentina, es una primer herramienta para el desarrollo de programas o políticas tendientes a la defensa de sus derechos ciudadanos.

Las herramientas conceptuales

Siguiendo a Anderson (1993) entendemos la nación como una comunidad política imaginada como soberana y limitada. Este concepto permite la distinción con la idea de Estado o territorio. La nación como comunidad significa que con independencia de las diferencias de clase o sector social de pertenencia, la nación se imagina compartiendo algo que une al conjunto en términos fraternos. Es imaginada porque sus integrantes, que no se conocerán nunca, tienen sin embargo la capacidad para imaginarse compartiendo una simultaneidad de acciones de pertenencia. Se imagina como soberana porque la idea de nación surge con el movimiento de la Ilustración y su emblema es el Estado soberano. Es limitada porque sus fronteras aunque no sean estáticas la separan de otras naciones. Este concepto permite reunir en una misma categoría a los uruguayos que residen dentro y fuera del territorio nacional, en tanto la nación se actualiza en el acto de imaginársela.

La segunda categoría de importancia es la cultura. Canclini (2004) sostiene que este concepto ha permitido separar los aspectos culturales de los procesos socio económicos y las estructuras materiales que hacen a la vida social pero no la explican. Constituyen un “algo más” que hace a la diferencia en términos de comportamientos sociales. Appadurai (2001) propone definir el concepto en términos de “lo cultural” más que de “cultura” que remite a una posible esencia, capaz de ser definida o delimitada como si fuera una sustancia. Lo cultural según el autor podría pensarse en forma más productiva como el subconjunto de diferencias que son movilizadas por un grupo para poder diferenciarse de otros grupos y articular su propia identidad. El valor de esta definición es que es relacional, establece un puente con la idea de identidad nacional como construcción y permite integrar las trayectorias de vida de los migrantes uruguayos que han producido y reproducido la cultura nacional desde otro territorio.

Por cultura de la emigración se entenderá el conjunto de prácticas, discursos y significaciones sociales que construyen para los uruguayos la posibilidad de irse del país como proyecto de vida. Los uruguayos que deciden emigrar no organizan sus planes por fuera de los medios masivos de comunicación que los conectan con el mundo (y muy especialmente con Argentina), o por fuera de redes micro sociales de información provenientes de familiares o conocidos que ya viven en el exterior. Appadurai (2001) afirma que desde hace varias décadas y por efecto de los medios de comunicación masiva, las personas son capaces de imaginar nuevos destinos para sí mismos, nuevas formas de vida. El destino personal dejó de percibirse como algo dado e imposible de modificar. Esta idea resulta pertinente para el caso uruguayo dado que el comienzo de la emigración masiva, no sólo coincide con la conciencia de la crisis –en términos de Filgueira-, sino con las transformaciones en los estilos de vida y los medios de comunicación de finales de los 60.

Por trayectorias de vida migrante y en el marco de este estudio, se entenderá la ecuación que separa y al mismo tiempo conecta las vicisitudes de la vida de los sujetos singulares con sus contrapartes imaginadas. “Entre el crujir de ambos engranajes, el de las vidas que se van desplegando por un lado, y el de sus contrapartes imaginadas por otro, se va conformando una variedad de comunidades imaginadas que van generando nuevos tipos de acción política” (Appadurai;2001:69). Este concepto de trayectoria articula tres aspectos del problema. Primero, la vida cotidiana de los migrantes; segundo sus puntos de partida (dados por su pertenencia a una clase y a una fracción en su sociedad de origen); y tercero, las imágenes y las oportunidades que puestas en circulación por los medios de comunicación masiva les permitieron imaginarse un futuro fuera del país.

Los mitos del Estado nación que circulan desde mediados del siglo XX han sido resumidos por Perelli y Rial (1986) en cuatro fundamentales. El mito de la medianía, por el cual es deseable y fuente de felicidad general que todos los ciudadanos se ubiquen en un exacto punto medio respecto de todas las cosas. El mito de la diferencia, valor por el cual los uruguayos nos diferenciamos de todos los demás latinoamericanos. El mito del consenso y del respeto a la ley, por el cual nos sentimos orgullosos de practicar una cultura cívica y de respetar las instituciones democráticas. Y el mito del país culto, con niveles de formación superiores al resto de América Latina. Estos mitos se relacionan en forma directa con el carácter conservador de los uruguayos, que describió Real de Azúa en 1973: “ ... un conjunto social que ganó niveles bastante aceptables de vida según las pautas de la época, se conformó más tarde básicamente con ellos, se conforma tal vez todavía ( ) o vive en el temor y el temblor de sentirse al filo de perderlos ( ) adhiere a ciertos valores, privacidad, seguridad, tranquilidad y ocio como sinónimo de libertad, de justicia, de paz, de bienestar y por ello parecería erizarse –no siempre concientemente- ante cualquier violento proceso social que involucre ( ) un alto costo en términos de esos valores adheridos y preferidos (Real de Azúa;2000:79). ¿Cómo se piensan a sí mismos los migrantes uruguayos con relación a estos mitos? ¿Cómo elaboran su identidad como comunidad imaginada? En el apartado siguiente se propone la estrategia metodológica que se considera más pertinente para el logro de los objetivos de la investigación.

Bibliografía

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[1] El objetivo de la presente comunicación es presentar algunos aspectos del diseño de la investigación titulada: “Situación y perspectivas de la diáspora uruguaya en Argentina. La cultura uruguaya de la emigración desde una dimensión demográfica, histórica y cultural” y poner en discusión las hipótesis de trabajo. Este proyecto está radicado dentro del programa Sociedad y Cultura de FLACSO Uruguay y en la actualidad está en proceso de búsqueda de fuentes de financiamiento. Por lo anterior, la comunicación sobre los puntos propuestos no seguirá una línea de resultados.

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